Barcelona, Junio de 2014-. Desde DaDog Adiestramiento canino, queremos dar un par de recomendaciones básicas para los propietarios que tienen animales de compañía que sufren con los tradicionales petardos de la noche de Sant Juan.

Muchos perros y gatos lo pasan mal cuando hay ruidos fuertes causando ansiedad, pánico y amenudo fóbias. Aún que cada animal es diferente y siempre tenemos que tener en cuenta las necesidades especificas, también hay factores como la actitud del propietario, la etapa de socialización, el contacto con otros perros miedosos y su propio carácter y genética, que influyen en su comportamiento.

La noche de Sant Juan es un momento extremadamente sensible aunque en realidad las fiestas y ruidos empiezan hasta un par de semanas antes, cosa que ya pone el animal en estado de alerta e incrementa la inseguridad, provocando comportamientos poco habituales para los que hay que estar preparados.

Que puede pasar?

Cuando el animal se estresa actúa una parte del cerebro más primaria y el animal se guía por su innato instinto de sobrevivencia. Es muy común que intente de huir de los petardos y en el pánico salir corriendo sin control.

 

En este caso, al sacarlo de paseo, nos aseguraremos que el collar esté bien sujeto y que tenemos la correa bien cogida para evitar que el perro salga corriendo y se escape en caso de pánico. También debemos tomar precauciones en caso que el perro esté en un patio o terraza ya que llegado el caso puede saltar la valla con bastante facilidad. Un dato que demuestra que hay que tener en cuenta estas pautas es que tras la noche de San Juan las protectoras de animales recogen muchos animales que se han escapado presos del miedo y que no han sabido regresar. En estos casos, la única forma de poder recuperar al animal perdido es si éste lleva un microchip identificativo implantado.

Otros comportamientos pueden ser esconderse debajo de la cama, u orinar dentro de casa. También puede que tenga más sed de la normal, por ello es importante que siempre tenga agua, y que por lo contrario disminuya su apetito. En todos estos casos la recomendación es ser comprensivos ya que el “mal” comportamiento se debe a los efectos del estrés que el animal no es capaz de controlar por si mismo. En definitiva, es importante ignorar su actitud lo máximo posible y no intentar calmarlo ni consolarlo para no reforzar ese comportamiento negativo.

¿Cómo evitar estas situaciones de ansiedad?

En cuanto a las posibles soluciones que se pueden tomar frente a este problema, la más segura y recomendable en los casos más severos es la terapia para desensibilizar al animal de su miedo, en este caso, el ruido. Esta terapia, siempre conducida por un profesional, expone al animal a sonidos de distinto volumen y frecuencia de manera que su asociación al pánico va disminuyendo. Al finalizar la terapia, el perro asocia los ruidos (por ejemplo de petardos) a un premio y por lo tanto desaparece su temor y los comportamientos asociados a él. Esta terapia requiere meses del trabajo de un etólogo/ educador con el animal y por lo tanto es aconsejable planificarla con suficiente tiempo de antelación.

En el caso de no haber realizado ningún trabajo para modificar la conducta del animal, se puede consultar al veterinario por si fuera necesario administrar un sedante para relajar al animal y así paliar su ansiedad durante la noche de San Juan. Por último, es recomendable pasar la Verbena en casa para no añadir otros factores de estrés como sería un lugar desconocido para él.