Muchos estudios científicos que confirman los beneficios de la terapia asistida con animales para varios colectivos, entre otros los que sufren Alzheimer. El objetivo de estos tratamientos es mejorar la calidad de vida de los ancianos en las cuatro áreas fundamentales: la cognitiva, la emocional, la física y la social. Los perros se convierten en una herramienta imprescindible para mejorar el estado de ánimo de los usuarios con el simple contacto con la mascota. Además, los animales pueden ayudar a los abuelos superar perdidas emocionales y sociales, mientras también se trabaja su movilidad.
Eva es una extranjera que actualmente vive en una residencia para gente con Alzheimer. Apenas se relaciona con sus compañeros y no quiere participar en las actividades que monitores y terapeutas han preparado para ella. Pero todo esto cambia cada miércoles cuando la visitan Chup y Neska, sus terapeutas de cuatro patas.
Unos cuanto centros que ayudan a gente con dependencias ya cuentan con terapias asistidas con animales para motivar a sus residentes y para trabajar objetivos como la empatía, la comunicación, la movilidad y, evidentemente, la memoria.
En lugar de tener que obligar a Eva a entrar en la sala de actividades, los monitores se enfrentan con una Eva diferente, motivada y transformada.
¨Se le nota en la cara! Enseguida reclama la atención de alguno de los perritos, los coge entre sus brazos, los acaricia, besa y no los quiere soltar¨, dicen del centro.
Tan solo con esa escena en mente, todos nos damos cuenta de los beneficios que genera la terapia asistida con animales en las personas mayores afectadas por una demencia. La técnica de animación sociocultural comenta que los residentes esperan a que llegue el miércoles y no perdonan ni un minuto de retraso.
Se aprovecha el estimulo de los animales para mejorar la motricidad, realizando acciones cotidianas como peinarse o pasear, dice la fisioterapeuta.
La terapia consiste en una hora de interacción con los perros. Los perros pasan a saludar a los usuarios uno a uno. Tras los saludos emocionales, se empieza por una presentación de los perros. Los usuarios tienen que recordarse de sus nombres, preferencias y rutina, una actividad que ayuda a estimular la memoria. Luego se hacen actividades de motricidad fina como por ejemplo premiar a los perros o peinarlos, y se acaba con ejercicios de motricidad gruesa como paseos, lanzamiento de pelotas u otras interacciones que los participantes ejecutan de pie.
Toda la actividad pasa percibida como un juego, tanto para los participantes como para los perros. ¨Nuestros perros están adiestrados a través de refuerzo positivo. Durante su proceso de adiestramiento dejamos a los perros mismos escoger si quieren ejecutar alguna actividad o no. Tienen la libertad de decidir que no, pero si deciden que si les espera un refuerzo muy fuerte y agradable. Así, pronto aprenden que si hacen lo que se les pide se les recompensa por el esfuerzo. En muy pocas sesiones se puede llegar a hacer milagros¨, explica la adiestradora y técnica de terapia asistida con animales María Bakardjieva.
Según lo que nos explican los especialistas que ven a los usuarios a diario, las terapias convencionales enfocadas al tratamiento de Alzheimer no siempre tienen los resultados deseados. La motivación es el problema más grande para el éxito de una terapia. ¨Aun que los usuarios tengan la capacidad de hacer alguna cosa, si no tienen ganas no llegamos a ningún lado. Pero cuando vengan los perros, los chicos se motivan mucho y aprovechamos para trabajar aspectos no solo físicos pero también cognitivos, sociales y emocionales¨, dice la fisioterapeuta.

tta